La red social más influyente de las pasadas elecciones presidenciales en México fue TikTok, donde Claudia Sheinbaum se destacó como la influencer de mayor presencia. En 2018, cuando inicio el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, TikTok comenzó a dar sus primeros pasos en México, un mercado dominado en ese entonces por Facebook, YouTube y, en menor medida, Twitter.
Desde 2016 ya algunos curioseaban en la red social de origen chino, que se catapultó con la pandemia. El encierro sembró las condiciones para que los jóvenes se dedicaran a producir contenidos visuales acompañados de música, emoticones y frases, creando un nuevo hábitat para conectarse con otras personas de su generación. En nuestro país son ahora 74 millones de usuarios de esta plataforma caracterizada por reproducir solo videos, en su mayoría de corta duración.
En el mundo son mil millones de usuarios y en Estados Unidos 170 millones.
Sus primeros “habitantes” (término -habitat ya en el lenguaje de la red, tomado del lenguaje ecológico) le pusieron el tono, el estilo y poco a poco fueron creando códigos de comunicación que la potenciaron como la red social más influyente en las elecciones presidenciales de nuestro país.
El 70 por ciento de los “suscriptores” de TikTok son jóvenes entre 18 y 34 años, justo quienes animaron las campañas en la “Red” de Claudia Sheinbaum, Xóchitl Gálvez y Jorge Álvarez Maynes. El “video político” surgió a plenitud en las elecciones que determinaron los contenidos audiovisuales de los tres candidatos. Las emisiones significaron unas 12 millones de horas frente a los ojos de los usuarios de la red social del momento. En cambio, en lo que es una retirada de la radio y la televisión en la atención masiva en los medios de comunicación, en estos dos medios las horas de trasmisión de los aspirantes presidenciales sumaron 1 700 horas, algo que se reflejó en lo económico pues los partidos no desenbolsaron ni un peso en anuncios de radio y televisión.
Álvarez Maynez se convirtió en un fenómeno de TikTok, pues logró 105 mil “interacciones” (hits), seguido por Sheinbaum con 51 mil “reproducciones” por material audiovisual y Gálvez alcanzó 34 mil por video. Y aunque Claudia tiene más “seguidores” (2.8 millones), Maynez pasó de un millón al principio de su campaña a 2.5 millones al fin de la jornada electoral.
Los analistas con base a herramientas de inteligencia artificial (Keyhole, Shareablee, Crowd Tangle, API ChatGPT y Python) indican que Sheibaum lideró las “interacciones” en TikTok (241 millones), quedó en segundo lugar en YouTube (152 m), Facebook (53 m) e Instagram (5 m).
De inicio a fin de las actividades proselitistas, la exjefa de Gobierno se mantuvo a la cabeza en la generación de sentimientos de alegría y confianza (positivos) y la hidalguense Gálvez no pudo salir de los circuitos que agitaron enojo, disgusto y miedo (negativos). Tras el primer debate, Maynez comenzó a elevar sus positivos y reducir sus negativos.
La estadística es muy precisa de cómo estamos ante la emergencia de nuevos códigos de comunicación y a la vez de la invención de nuevos géneros escénicos en los que Claudia, más que todos, entró con paso triunfal. Se convirtió en una “tiktoker” en toda la extensión y profundidad de las nuevas piezas de videos “reels” que duran entre tres y cinco minutos, y hasta menos de un minuto.
Claudia conectó perfecto con su talante de maestra, y desarrolló la técnica de la intimidad, que es donde se está fincando el género. Esta técnica escénica consiste en mostrar el sí mismo, hablar como se es, sin formalismos ni elocuencias impostadas, ser “auténtico”, “natural” y mostrar las chicas el proceso de su feminización que se filtra a través de la mercancía, las marcas que monetizan su expresión y las convierte en el canal dominante de la comercialización.
Andrés Manuel López Obrador quien tiene presencia protagónica en la red, es ya también un tiktoker espectacular y como su “producción de contenido” es de al menos dos horas diarias en La mañanera, los editores tienen pasto de sobra para nutrir la emisión fragmentaria del TikTok.
El flujo de imágenes y audio de TikTok está arrasando por el momento a las demás modalidades de comunicación digital debido a la dinámica sorprendente que convierte la atención en una adicción inédita. En Estados Unidos se repite el mismo fenómeno para las próximas elecciones.
La cuenta de Trump en TikTok, abierta en junio, ha conseguido casi 20 millones de seguidores y 9 millones de “me gusta” en comparación con los aproximadamente 6 millones de seguidores y 460 mil “me gusta” de la campaña de Biden, quien abrió su canal en mayo.
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